Cristina Kirchner asumió la presidencia de Argentina. ¿Se repetirá el plato, en el corto tiempo, una mujer en Chile?
1. Soledad Alvear. La sucesora automática de Bachelet. Quiere y puede. Pero antes tiene que salir triunfadora de una desgastadora lucha de poder en la decé. Y si gana, es probable que la victoria sea pírrica: para ganar a Zaldívar, podría tener que ceder sus aspiraciones presidenciales a un decé "de consenso": Eduardo Frei. El colorinismo jamás le va a dar la pasada, por más en el suelo que esté.
2. Michelle Bachelet. Not very likely. A menos que su agenda social tape Transantiago, los traspiés comunicacionales y la imagen de poca autoridad. Y que después de todo esto, ella quiera seguir en 2014.
3. Yasna Provoste. Silenciosa y ambiciosa, con buen manejo comunicacional, aún es muy joven. A menos que se suba a un tanque.
4. Jacqueline Van Rysselberghe. La derecha es muy machista. Más que la izquierda. No creo que le den la pasada. Parece ser que en la Alianza si uno no tiene heridas de batallas internas, no cuenta. Necesita una guerra privada que ganar para ser tomada en serio por Piñera et al.
5. Evelyn Matthei. Demasiadas batallas internas anteriores. Ha peleado con Piñera y con Lavín. Tiene sin duda la capacidad, pero el encanto comunicacional es cercano a cero.
11.12.07
10.12.07
Dos fantasmas en la derecha
El aniversario de la muerte de Augusto Pinochet ha casi coincidido con la muerte de la madre de Jaime Guzmán, de manera que estos dos íconos de la Derecha han salido nuevamente "a la palestra", como se dice.
La función "más allá" en política goza de buena salud. Aunque no esté explícitamente en el día a día, todos los partidos e ideologías basan buena parte de su anclaje en sus muertos. Cuando un partido o idea tiene suficientes padres fundadores velando por él o ella desde el más allá -un más allá religioso o laico, poco importa-, se puede decir que tiene historia. Y la historia es un capital político.
La función "más allá" en política goza de buena salud. Aunque no esté explícitamente en el día a día, todos los partidos e ideologías basan buena parte de su anclaje en sus muertos. Cuando un partido o idea tiene suficientes padres fundadores velando por él o ella desde el más allá -un más allá religioso o laico, poco importa-, se puede decir que tiene historia. Y la historia es un capital político.
El devenir de Pinochet como espectro hasta el momento ha sido peor para él que cuando estaba vivo. Los ejercicios de nostalgia de este primer aniversario de su muerte se han centrado solamente en unos pocos veteranos reporteados con relativa indiferencia por la prensa. Las hordas de enardecidos partidarios del general que coparon el funeral parecen haber desaparecido.
Jaime Guzmán ha tenido una vida extraterrena más acogedora. A pesar de los 17 años que han pasado desde su asesinato, la Udi ha mantenido encendida la vela de su memoria sin avergonzarse por ello.
Jaime Guzmán ha tenido una vida extraterrena más acogedora. A pesar de los 17 años que han pasado desde su asesinato, la Udi ha mantenido encendida la vela de su memoria sin avergonzarse por ello.
Para mí, simbólicamente, Guzmán es una suerte de Frei Montalva de la derecha. Para un sector que históricamente ha sufrido de graves problemas en el departamento de "estadistas" -esto, desde luego, para un partidario de Pinochet es una falacia-, Guzmán era desde siempre un tipo con visión mística del Estado y de la vida, a la manera que los íconos del pasado de la izquierda tenían. Se podría decir que Guzmán dotó a la derecha, y durante un tiempo al propio Pinochet, de una "misión", de un proyecto mesiánico a la manera, insisto, de los grandes proyectos de la izquierda. Si Jorge Prat había "despertado" a la derecha como idea, con Guzmán la derecha dejó de ser "conservadora" (de preocuparse por "conservar") y comenzó a ser proactiva.
Parte de su éxito misionero tuvo que ver con su personalidad: una mezcla de asexuado asceta, de nerd simpático, de árbitro de fútbol, de tenaz rival de Manuel Contreras y también de unas ideas antidemocráticas que Guzmán exhibía con impudicia, acaso con el convencimiento de que la democracia que el país requería era una ad-hoc. Tenía que ver también con su religiosidad católica especial, un magneto para jóvenes varones de derecha o de centro que encontraban en él un padre, un amigo, un hermano (el machismo en la derecha es un asunto aún no resuelto).
Sin Guzmán la Udi sería imposible y, para qué estamos con cosas, tal vez tendríamos una derecha sin agenda social alguna. Sin Guzmán, claro, acaso la transición a la democracia habría sido más democrática. Quién sabe. Unos asesinos lo mataron y nos dejaron sin resolver el dilema.
Como todo padre fundador, Guzman aún lucha por limpiar su imagen para poder pasar a la historia común. Por el momento, solo comulga la Udi con él.
Es muy pronto para determinar el valor simbólico de Pinochet. Pasaron veinte años de la muerte de O'Higgins para que alguna facción política lo reivindicara como propio. Supongo que en algún momento del futuro, si es que el sistema empieza a hacer agua en términos sociales y económicos, no faltarán los nostálgicos que verán el periodo de Pinochet como una suerte de Camelot necesario y repetible, que eventualmente salvará al país del caos. Eso aún no ocurre. Espero que no ocurra.
Es muy pronto para determinar el valor simbólico de Pinochet. Pasaron veinte años de la muerte de O'Higgins para que alguna facción política lo reivindicara como propio. Supongo que en algún momento del futuro, si es que el sistema empieza a hacer agua en términos sociales y económicos, no faltarán los nostálgicos que verán el periodo de Pinochet como una suerte de Camelot necesario y repetible, que eventualmente salvará al país del caos. Eso aún no ocurre. Espero que no ocurra.
7.12.07
El hombre que hablaba demasiado
Disclaimer: conozco personalmente a Francisco Vidal, pero no soy cercano a él.
El viejo-nuevo Ministro Secretario General de Gobierno Francisco Vidal habla fuerte, interviene cuando puede y cuando no también, es rápido de ideas y se apasiona con las discusiones hasta que a veces da vergüenza ajena. Puede ser un tipo adorable o un odioso y catete contradictor. Por lo poco que lo conozco personalmente, diría que es buena gente, tiene humor y en su favor quiero decir que es bastante corajudo para dar la cara en circunstancias difíciles. "Le gusta el hueveo" de la política, si lo ponemos en términos guachacas, y también tiene esta cosa romántica de que la gran política es posible y deseable. Yo diría que en él vive de verdad ese viejo y perdido elán concertacionista de la fidelidad a toda prueba, rayano a veces en la comedia. Es, ni más ni menos, el espíritu de la palabra "militante": un militar sin las armas, que no contradice en público al partido, que está en las duras y en las maduras, y que permeó hasta hace muy poco a los partidos que hoy conforman la Concertación.
Vidal ha sido un operador, con todo respeto por la palabra: interviene para que a los suyos les vaya bien. Es un tipo orgulloso del gobierno de Lagos hasta el paroxismo o la ridiculez: cuando uno habla con él pareciera que Lagos es una suerte reencarnación de Hamilton, Washington o Lafayette. Es de esas personalidades que necesitan adversarios. El suyo es, desde luego, la derecha, a quien probablemente sindica como la responsable de todos los males de todos los tiempos (estoy exagerando, pero no tanto).
Vidal está a un pelo de estar en el club de los grandes voceros de gobierno, de aquellos ministros que tenían un peso desmedido para el cargo en el gabinete. En mi personal ranking, está en un tercer lugar, seguido, en segundo por J.M. Insulza (durante el final de la administración Frei) y en primero Enrique Correa (Aylwin). Es interesante que aunque Vidal asumió el cargo en la segunda parte de la administración Lagos, se le recuerda a él como "el" vocero; mucho más que como Ministro del Interior, cargo que ejerció tras la renuncia al gabinete de la entonces ministra de defensa Michelle Bachelet.
¿Hay aquí una parcela de poder a la que poner atención? No por el momento. Vidal es un hombre de Lagos e Insulza. Tendrá que dividir esa fuerte lealtad por los totems del PPD con la que le tenga a la presidenta, a quien por cierto tiene que salvar de la política comunicacional actual -sí, también va a tener que trabajar. Pareciera que el asunto de la lealtad es difícil, pero en realidad la presidenta parece absolutamente desinteresada en proyectarse políticamente -una especie de Raúl Alcaíno a escala gigante-, de manera que la pista está libre para que Vidal esté con los totems. Va a ser apasionante, si es que se produce esa batalla, ver si Vidal apoya a Insulza o a Lagos.
6.12.07
En política no hay que matar al padre
Aunque la carrera de Ricardo Lagos W no es presidencial -falta mucho para eso-, el barbochivo hijo de Ricardo Lagos sigue la tradición del poder familiar en la política chilena. Lagos W tiene tiempo para que ese traslado se manifieste porque Lagos a secas aún tiene para rato, pero por mientras puede entretenerse con una carrera senatorial.
¿Qué es Lagos W? Yo lo he visto varias veces en el metro. Va con mochila. Lo he visto varias veces en el barrio Bellas Artes, va de terno, pero parece uno más. ¿Qué parcela simbólica podría querer capturar para construir una plataforma?
Hoy por hoy, la del progresismo santiaguino: justamente la que representa el barrio por el que lo he visto andar más de una vez. Una constituency tolerante y culta, más burguesona que radical, llena de buenas intenciones pero bastante endogámica y buena para mirarse el ombligo. Una construcción de boutique -no por eso falsa- para mostrar el lado amable de nuestra sociedad, en la que la gran mayoría de las cosas que para la izquierda y derechas radicales son sumamente irritantes y discutibles, aquí se dan por entendidas: píldora del día después, que en los mercados exista libre competencia de verdad para que haya justicia social.
¿Fue un buen vocero de gobierno Lagos W? Fue probablemente un vocero voluntarioso, buena onda y honesto en la medida que el cargo lo permite, pero no uno bueno. No toda la responsabilidad es de él, pero la pésima política de comunicaciones del gobierno tuvo en él uno de sus pilares. ¿Tiene poder hoy? No. Tiene que pedir favores si quiere iniciar una carrera política de verdad: una en que los votos cuentan. Muchos favores. ¿Lo ayudará Lagos Escobar? Eso es lo mismo que preguntarse si el papa es católico. El asunto es que más temprano que tarde Lagos W. tendrá que batírselas solo, porque aunque en política NO hay que matar al padre, el ex presidente Lagos está demasiado vivo y aún proyecta mucha sombra sobre su hijo.
5.12.07
El mesías
A juzgar por sus últimas intervenciones públicas, Eduardo Frei está intentando ocupar el vacío simbólico que la decé se empeña en agrandar.
En "El Mercurio" hoy:
"Cuenten conmigo para hacer del partido lo que sus fundadores aspiraron", les dijo ayer a los militantes de la Democracia Cristiana el ex Presidente Eduardo Frei
En la página del Senado, hace unas semanas
llamo al Gobierno a reconocer de una vez por todas que el Transantiago es una política pública fracasada que clama con urgencia un replanteamiento total.
¿Entrará a la carrera por el poder, es decir, a la nominación presidencial decé?
Hasta el momento Alvear tiene la primera opción. De eso se ha tratado todo esto con Adolfo Z. Pero la posición de la senadora es frágil. Si logra expulsar del partido a este Escila que hace años tiene al frente, tendrá un buen piso y buenos argumentos para convencer a su partido -y a la Concertación (y al eventual electorado)- del tema en el que la presidenta Bachelet tiene más problemas: debilidad en el liderazgo. Alvear, aunque mujer -sería el argumento electoral- habría probado al expulsar a Adolfo Z que puede liderar y enfrentarse a los peores monstruos. Si, por el contrario, no logra sacarlo, será una "falta de liderazgo" que le sacará en cara no solo la derecha, y solamente por ser mujer (insisto: en términos electorales, no soy machista).
¿Pero qué pasa si Frei comienza a crecer? No es una mala idea, después de todo. En mi opinión, no fue un mal presidente. Se enfrentó con fuerza a Pinochet en un periodo en que se necesitaba. Fue eficiente, mateo, ordenado. Fome como un clavo. "Viajó mucho". Le tocó la crisis asiática y económicamente tuvo al final una conducción errática que le costó popularidad. En parte, gracias a ese último desempeño, fue el sepulturero de la opción decé para seguir liderando la Concertación.
Pero tras empezar como "Eduardito", la carta segura en las presidenciales de 1994, el tipo que ganó solo por llamarse igual que su padre muerto, ciertamente que terminó como "Frei", al punto que hoy es su fallecido padre quien debe ser identificado con el apellido materno (Montalva) para diferenciarse del hijo. Para mí, Frei 1994 - 2000 fue un presidente con cojones, para nada pechoño, menos entregado a los empresarios que Lagos. Pero tuvo un mal final.
¿Da para que sea hoy el mesías de una decé en problemas? Tal vez si la decé fuera un partido fracturado de verdad, pero ya que en el affaire Adolfo no hay ideas en juego, dudo que la decé esté atravesando por un cisma.
El problema es que Frei no ha alcanzado a significar para su partido lo que sí su padre. Frei no es sinónimo de Democracia Cristiana. Frei no es un padre fundador, sino un buen gerente que más encima es discutido. Ha ocupado los mismo cargos que Frei Montalva, pero no se ha ganado el liderazgo informal del partido. Si se moviera en esa dirección, tal vez Soledad y Gute deberían considerar que también tienen que vencer a Caribdis.
4.12.07
Policía bueno y policía malo
Es interesante cómo la relación de la Alianza con el gobierno siempre ha funcionado con este modelo de policía bueno y policía malo. No es interesante avisarles que ellos no son los policías, sino la Concertación.
En aquellos tiempos en que la estrella de Lavín ascendía y Marcelo Trivelli actuaba como el defensa "patitas con sangre" que debía taclearlo en todo tiempo y lugar, Sebastián Piñera era el moderado liberal que trataba de seducir al electorado de centro desencantado de la Concertación. Ahora, las figuras se revierten pero el modelo sigue igual: Lavín es el hombre de consenso y Piñera el destemplado crítico de una presidenta "sin liderazgo". Es Lavín quien apunta al electorado de centro aburrido de la Concertación.
Claro que no es el único. Adolfo Zaldívar está haciendo lo mismo.
Me pregunto, en todo caso, quién está sirviendo a sus respectivos electorados de Derecha y de Izquierda a secas, que aún existe. No digamos que Piñera -a quien la Derecha dura aún tiene que tragarlo con litros de aceite de morsa- y no digamos que el ala izquierda de la Concertación.
Política ficción: supongamos que gana Piñera en 2010. ¿Qué será de Lavín entonces? ¿Pagaría Piñera los favores realizados por Lavín al atraer a los votantes de centro? ¿Ministro del Interior à la Insulza (para ver cómo la eventual Ministra de Defensa Jacqueline Van Ryselberghe se sube a un tanque, descolla en las encuestas y le quita la primera opción para la siguiente presidencial, jo jo)?
¿O quien realmente va a merecer ese premio es, cha chán, Adolfo Zaldívar, a quien traicionar no tiene costo político alguno?
3.12.07
La "ruptura" de la decé
Cada cierto tiempo emerge en la política chilena el fantasma del rupturismo. Este espectro parece preocupar más a los que lo observan que a quienes lo viven. Los corcoveos del senador Adolfo Zaldívar para reencantar el electorado de centro decé han sido leídos como un signo negativo de inestabilidad política, fractura intrapartidaria y, al final del día, un símbolo del bajo nivel de unidad dentro de la decé (nivel de unidad hecho trizas desde las primarias de la Concertación en que Andrés Zaldívar perdió con Ricardo Lagos en 1999).
Menos escandalera habría si uno pone atención a la estrategia de largo plazo de Adolfo Zaldívar: reencantar al electorado decé perdido ante el avance de la izquierda dentro de la Concertación.
Claro que es un electorado bastante diferente del que se aburrió en 1999 y pareció adaptarse a la hegemonía socialista del pacto. No es uno de "derecha", sino uno que parece estarle pasando la cuenta a la derechización de la izquierda, que viene desde la segunda mitad del gobierno de Lagos. En la práctica, Adolfo Z acusa a la Concertación de ser un gobierno para la clase empresarial. No está tan, tan perdido.
Otra cosa es que esto sean puros cálculos electorales. La plataforma de Adolfo Z, al menos la ilusión de gobierno corportativo que él da (el "antimodelo") es imposible de transformar en gobierno salvo tal vez en aspectos puntuales (una cancelación unilateral de contratos de Transantiago, por ejemplo, para así asumir la pérdida y lanzar un nuevo plan mesiánico de transporte público).
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