A juzgar por sus últimas intervenciones públicas, Eduardo Frei está intentando ocupar el vacío simbólico que la decé se empeña en agrandar.
En "El Mercurio" hoy:
"Cuenten conmigo para hacer del partido lo que sus fundadores aspiraron", les dijo ayer a los militantes de la Democracia Cristiana el ex Presidente Eduardo Frei
En la página del Senado, hace unas semanas
llamo al Gobierno a reconocer de una vez por todas que el Transantiago es una política pública fracasada que clama con urgencia un replanteamiento total.
¿Entrará a la carrera por el poder, es decir, a la nominación presidencial decé?
Hasta el momento Alvear tiene la primera opción. De eso se ha tratado todo esto con Adolfo Z. Pero la posición de la senadora es frágil. Si logra expulsar del partido a este Escila que hace años tiene al frente, tendrá un buen piso y buenos argumentos para convencer a su partido -y a la Concertación (y al eventual electorado)- del tema en el que la presidenta Bachelet tiene más problemas: debilidad en el liderazgo. Alvear, aunque mujer -sería el argumento electoral- habría probado al expulsar a Adolfo Z que puede liderar y enfrentarse a los peores monstruos. Si, por el contrario, no logra sacarlo, será una "falta de liderazgo" que le sacará en cara no solo la derecha, y solamente por ser mujer (insisto: en términos electorales, no soy machista).
¿Pero qué pasa si Frei comienza a crecer? No es una mala idea, después de todo. En mi opinión, no fue un mal presidente. Se enfrentó con fuerza a Pinochet en un periodo en que se necesitaba. Fue eficiente, mateo, ordenado. Fome como un clavo. "Viajó mucho". Le tocó la crisis asiática y económicamente tuvo al final una conducción errática que le costó popularidad. En parte, gracias a ese último desempeño, fue el sepulturero de la opción decé para seguir liderando la Concertación.
Pero tras empezar como "Eduardito", la carta segura en las presidenciales de 1994, el tipo que ganó solo por llamarse igual que su padre muerto, ciertamente que terminó como "Frei", al punto que hoy es su fallecido padre quien debe ser identificado con el apellido materno (Montalva) para diferenciarse del hijo. Para mí, Frei 1994 - 2000 fue un presidente con cojones, para nada pechoño, menos entregado a los empresarios que Lagos. Pero tuvo un mal final.
¿Da para que sea hoy el mesías de una decé en problemas? Tal vez si la decé fuera un partido fracturado de verdad, pero ya que en el affaire Adolfo no hay ideas en juego, dudo que la decé esté atravesando por un cisma.
El problema es que Frei no ha alcanzado a significar para su partido lo que sí su padre. Frei no es sinónimo de Democracia Cristiana. Frei no es un padre fundador, sino un buen gerente que más encima es discutido. Ha ocupado los mismo cargos que Frei Montalva, pero no se ha ganado el liderazgo informal del partido. Si se moviera en esa dirección, tal vez Soledad y Gute deberían considerar que también tienen que vencer a Caribdis.
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