7.12.07

El hombre que hablaba demasiado

Disclaimer: conozco personalmente a Francisco Vidal, pero no soy cercano a él.
El viejo-nuevo Ministro Secretario General de Gobierno Francisco Vidal habla fuerte, interviene cuando puede y cuando no también, es rápido de ideas y se apasiona con las discusiones hasta que a veces da vergüenza ajena. Puede ser un tipo adorable o un odioso y catete contradictor. Por lo poco que lo conozco personalmente, diría que es buena gente, tiene humor y en su favor quiero decir que es bastante corajudo para dar la cara en circunstancias difíciles. "Le gusta el hueveo" de la política, si lo ponemos en términos guachacas, y también tiene esta cosa romántica de que la gran política es posible y deseable. Yo diría que en él vive de verdad ese viejo y perdido elán concertacionista de la fidelidad a toda prueba, rayano a veces en la comedia. Es, ni más ni menos, el espíritu de la palabra "militante": un militar sin las armas, que no contradice en público al partido, que está en las duras y en las maduras, y que permeó hasta hace muy poco a los partidos que hoy conforman la Concertación.

Vidal ha sido un operador, con todo respeto por la palabra: interviene para que a los suyos les vaya bien. Es un tipo orgulloso del gobierno de Lagos hasta el paroxismo o la ridiculez: cuando uno habla con él pareciera que Lagos es una suerte reencarnación de Hamilton, Washington o Lafayette. Es de esas personalidades que necesitan adversarios. El suyo es, desde luego, la derecha, a quien probablemente sindica como la responsable de todos los males de todos los tiempos (estoy exagerando, pero no tanto).

Vidal está a un pelo de estar en el club de los grandes voceros de gobierno, de aquellos ministros que tenían un peso desmedido para el cargo en el gabinete. En mi personal ranking, está en un tercer lugar, seguido, en segundo por J.M. Insulza (durante el final de la administración Frei) y en primero Enrique Correa (Aylwin). Es interesante que aunque Vidal asumió el cargo en la segunda parte de la administración Lagos, se le recuerda a él como "el" vocero; mucho más que como Ministro del Interior, cargo que ejerció tras la renuncia al gabinete de la entonces ministra de defensa Michelle Bachelet.

¿Hay aquí una parcela de poder a la que poner atención? No por el momento. Vidal es un hombre de Lagos e Insulza. Tendrá que dividir esa fuerte lealtad por los totems del PPD con la que le tenga a la presidenta, a quien por cierto tiene que salvar de la política comunicacional actual -sí, también va a tener que trabajar. Pareciera que el asunto de la lealtad es difícil, pero en realidad la presidenta parece absolutamente desinteresada en proyectarse políticamente -una especie de Raúl Alcaíno a escala gigante-, de manera que la pista está libre para que Vidal esté con los totems. Va a ser apasionante, si es que se produce esa batalla, ver si Vidal apoya a Insulza o a Lagos.

5 comentarios:

::lupo:: dijo...

"Vidal ha sido un operador, con todo respeto por la palabra: interviene para que a los suyos les vaya bien"...eso es malo o bueno??

Anónimo dijo...

supongo que es mejor que alguien que intervenga para que a los suyos les vaya mal.

PG dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
blackjacket dijo...

obviamente a lagos. lagos es una especie de patriarca dentro de la concertación, cualquiera bajaría su candidatura ante la sola orden de el. por otra parte, si éste saliera electo, la dupla lagos-pdte-de-chile-e-insulsa-pdte-OEA (si mal no calculo, esta coincidencia se daría por 1 año) sería insuperable.
Vidal es una suerte de hombrefuertepuente, un intermediario que defenderá y reivindicará a Lagos, ahora que el transantiago algo ha mejorado, preparando el camino para la vuelta del patriarca, por más que todo esto suene a parusía, a parusía socialista.
saludos
blackjacket

PG dijo...

¿Se puede uno desdecir? Creo que sí. He optado por suprimir mi comentario anterior y meterlo un rato al refrigerador. El motivo (además del exceso de palabras) fue la percepción de un despropósito en mi argumento: sugerir que los instrumentos de la Escuela de California se leyeran como problemas de la escuela dominical. Y que al proponer una metáfora, resultaba en realidad una quimera, con olor a templo y navegao.

Ojalá no incomoden estos titubeos.

PG